La entrada de hoy será un poco
especial ya que no tiene nada que ver ni con el objetivo que persigo del blog
ni con el senderismo.
Los siguientes párrafos van a ir
dedicados a todas las personas que hicieron posible que el día 28 de Junio
fuera un día tan especial, para ser rápido y no dejarme a nadie diremos que,
staff de apoyo y ciclistas, MUCHAS GRACIAS.
La fecha marcada en el
calendario, como he mencionado anteriormente, era el 28 de junio, pero todo
esto arranca mucho antes. Para resumir, ya que muchos de los lectores ya saben
la historia, era una promesa de que si el equipo de nuestra ciudad, el
Villarreal CF, se clasificaba para la Europa League, nos desplazábamos gente de
los Lluïsos de Vila-real y diferentes amistades al Santuario de la Balma en
bicicleta, a 130 kilómetros de Vila-real.
Dependiendo del lector, puede que
130 kilómetros parezcan muchos o pocos, pero hay que analizar las
circunstancias. Muchas de las personas que han realizado el #objetivolabalma no
habían subido en su vida a una bicicleta de carretera, alguno de ellos ni
siquiera tenía bicicleta, otras personas no subían a su bicicletas desde hacía
más de 15 años, con lo que el reto para estas personas se puede decir que era
doble: empezar a practicar un deporte y hacer una etapa de 130 kilómetros.
Allá por febrero, viendo que la
clasificación del equipo era buena, se empezó, como se dice, a menear el cotarro,
algún compañero se compró bicicletas de 2ª mano, otros consiguieron de sus
amigos y los que ya teníamos la pusimos a punto con lo que poco a poco empezamos
a entrenar. Si la memoria no me engaña, antes de Pascua ya casi la totalidad de la
expedición ya había empezado a entrenar.
Las semanas fueron pasando y con
ellas los almuerzos, las historias, las salidas domingueras… hasta llegar al
día D. Por mi parte, creo que de las 20 personas que realizamos la expedición
en bici he sido de los 3 que más kilómetros he hecho, calculo que unos 1200,
con lo que he llegado bastante bien al día debido a que he tenido bastante
tiempo libre. Se me ha quedado un tipín que no veas jaja.
Y llega el día, el sábado 28 a
las 6:30 de la mañana quedamos en els Lluïsos para realizar una pequeña
ofrenda, impartida por el sacerdote local Marenyà. Después de este momento,
sobre las 7 damos por iniciada la ruta que nos llevará hasta Els Ibarsos, que
será la primera etapa del día.
OFRENDA
SALIDA
Esta primera etapa, bajo mi punto de vista, es
la más sencilla de todas ya que el sol no calienta aún y el perfil de la ruta
únicamente nos obliga en dos momentos a realizar un esfuerzo fuerte: las rampas
de la Pobla tornesa y Vall d´Alba. Justo después de pasar Vall d´Alba vamos a
tener el susto del día con una caída en la que nos caemos 6 o 7 personas,
afortunadamente sin consecuencias, alguna que otra rascadita y averías que se
pudieron solucionar.
Aproximadamente a las 9:30
llegamos a Els Ibarsos y nos pegamos un pequeño homenaje almorzando, sabiendo
lo que nos espera después. Después de almorzar tenemos el tradicional pinchazo
de nuestro amigo Luismi y el pinchazo de Richard, 3 pinchazos en apenas 15
horas.
PANTANI CON LA BICI DE RICHARD
Después de reparar las
bicicletas, damos por arrancada la segunda etapa, la temible segunda etapa. Serán
sólo 37 kilómetros pero todos subiendo hacia arriba. Como suele pasar cuando
aparece la pendiente, nos empezamos a separarnos y a formar grupitos, aunque
estaba previsto que fuéramos juntos, pero esto es casi imposible ya que cada
uno tiene un ritmo. Aproximadamente al kilómetro 25 de la segunda etapa
realizamos una parada técnica para rellenar los bidones y se puede decir que
empieza la carrera hasta el Coll d´Ares.
Los 12 kilómetros que nos esperan
los podemos separar en dos partes, los 6 primeros con un desnivel suave y los
otros 6 que son realmente los duros. La subida, como he mencionado
anteriormente cada uno va a su ritmo. Por delante van unos cuantos y detrás nosotros
formamos un grupito de unas 10 personas que iremos juntos los primeros 6
kilómetros hasta que empieza el puerto en sí. A partir de este momento yo tengo
la suerte de que formamos un grupito de 4 personas: Monfils, Richard, el
sacerdote Marenyà y yo, que vamos a ir a un ritmo similar toda la subida, que
para simplificarla podemos decir que es una subida constante con 3 rampas muy
duras.
COLL D´ARES
Una vez arriba, el staff de apoyo
y los ciclistas que han llegado antes nos dan una gran ovación, como haremos
nosotros con los que lleguen después. Cabe destacar que formamos una caravana
de coches en la subida considerable, creo que algún conductor aún nos estará
enviando recuerdos.
Una vez llegan todos los ciclistas
arriba, realizamos una parada larga, más de 2 horas, en un bar de Ares para
comer, que nos sirven para reponer fuerzas y descansar un poco las piernas
después de la dura subida. Una vez finalizada la comida, nos pondremos a la marcha
con la tercera y última etapa. Esta etapa consta de 43 kilómetros, que no
tienen un gran misterio, son prácticamente todos de bajada menos algún que otro
repecho que nos hará entrar en calor.
La verdadera sorpresa va a llegar
cuando estamos a punto de llegar a la Balma. A la Balma vamos a llegar en dos
grupos, 7 van por delante y el resto llegaremos unos minutos más tarde. El staff
de apoyo nos ha preparado pancartas de ánimo e incluso una meta y por megafonía
el speaker Felipe también nos va animando. El primer grupo que llega, según me
han dicho, se marcaron un buen sprint, entre el Moli y Pablo. Nosotros entramos
todos juntos y después de celebrar que TODOS hemos conseguido el objetivo va y
nos entregan medallas y todo. Creo que es la primera medalla que gano en mi
vida jaja.
LOS PRIMEROS EN LLEGAR
CON LAS MEDALLAS, ESTILO RAFA NADAL
Después de este duro día de
deporte ahora llega lo bueno. Primero realizamos una ofrenda a la Virgen de la
Balma para posteriormente, después de una ducha que nos hacía falta, tomar unas
cervezas previas a la cena viendo el mundial, no entiendo como no ganó Chile
con los ánimos que le dio Felipe y
pegarnos un buen homenaje cenando. Después de cenar algún que otro cubata y a
dormir.
SEGUNDA OFRENDA DEL DÍA
Al día siguiente, después del
almuerzo, fuimos al rio a darnos un bañito fresquito, que es mano de santo para
las piernas, y a comer una paellita a la Venta el Carpio.
Bueno, aquí doy por concluida
esta entrada un tanto especial. Quiero agradecer a todos los que han hecho
posible esta experiencia, sobre todo a La Congregació de Lluïsos Vila-real.
Un saludo.
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